(Extracto de VIAJE A LA PROVENZA, título provisional y en preparación)
Soy tu dueña, me perteneces y, aunque eso no me obliga a amarte, estoy enamorada de ti. ¡Qué difícil comprender el amor entre la ama y el esclavo! Pero, lo cierto, es que tú no eres un esclavo. Decidiste entregarte a mí por amor, elegiste someterte a mis caprichos por amor. Quisiste hacerme feliz y llevarme a la cumbre del placer costase lo que costase, y todo esto lo hiciste por amor.
Soy tu dueña, me perteneces y, aunque eso no me obliga a amarte, estoy enamorada de ti. ¡Qué difícil comprender el amor entre la ama y el esclavo! Pero, lo cierto, es que tú no eres un esclavo. Decidiste entregarte a mí por amor, elegiste someterte a mis caprichos por amor. Quisiste hacerme feliz y llevarme a la cumbre del placer costase lo que costase, y todo esto lo hiciste por amor.
Yo te quise desde el principio,
claro; me gustaste mucho. Pero en aquellos momentos todavía no alcanzaba a
imaginar lo que llegaría a sentir por ti. Quise llevarte al lecho, ansiaba
sentirte en mi interior, gozar del fuego apasionado de los amantes. Sin embargo,
cuando descubrí que un leve mordisco en tu pecho me causó placer, cuando
alternaba la lengua y los dientes en tu sexo, apretando cada vez más y
estremeciéndome de excitación al hacerlo, cuando escuchaba tus lamentos
contenidos sin protestar y dejándote someter al tormento, cuando comprobé que
tu cuerpo era mío, el placer se disparó a alturas planetarias, a niveles
universales de los que ya no quise bajar. Y tú, amante excelso, me lo diste
todo.
No eres masoquista, lo sé, y eso te
hace perfecto pues tu entrega es por el más puro amor. Y por amor aceptaste que
fuera a más, que avanzara en el placer, que acrecentara mi goce con nuevos atrevimientos
descarados e intensos, salvajes incluso, pero siempre apasionados, alcanzando
clímax eternos, inmortales y, al mismo tiempo, tan materiales y tangibles que
te arrastraban al éxtasis conjunto cuando admirabas mi felicidad y plenitud. Te
sometiste porque mi placer era el tuyo, mi felicidad la tuya y mi apasionado
arrebato tu único deseo.
Huyo del cliché de dómina,
dominatrix o sádica. No gozo con tu humillación, pues la entrega te ensalza. Me
repugna el insulto, pues nadie hay tan perfecto como tú. Eres el amor de mi
vida y lo reconoceré hasta el cielo o el infierno. Y siento el cielo cuando me
duermo por las noches en tus brazos, cuando amanezco con tu mirada en mis ojos,
cuando comemos juntos, viajamos juntos, salimos juntos, cuando mis dedos se
entrelazan con los tuyos y nuestros
labios se unen; estoy en el cielo cuando te ato en el tálamo y descargo mi
látigo sobre tu cuerpo, cuando me siento encima de ti llenando mis entrañas,
moviendo las caderas cada vez más apasionadamente mientras derramo cera hirviente
sobre tu pecho, cuando aprieto las pinzas metálicas y dentadas que coloqué
antes sobre tu piel más sensible, cuando los ahogados gemidos que surgen de tu
garganta anuncian la disposición que manifiestas para que continúe con mi juego
de pasión… Estoy en el cielo cada instante que eres mío desde un amanecer hasta
el siguiente. Y estoy en el infierno cuando sufro tu ausencia.
Soy yo, en realidad, la esclava, ya
que dependo de ti. Tú me exiges cada vez más pues tan alta es tu entrega que,
como ama, dueña y señora tuya que soy, debo estar a la altura. No puedo fallar
en mi cometido. Me exiges que goce más, por lo que te sometes de forma creciente para
aumentar mi placer, nunca te rindes; nunca protestas, siempre aceptas todo
cuanto quiera hacerte, pues ansías que el nirvana al que me llevas sea eterno y tú, me lo has dicho y jurado, te sentirías infinitamente frustrado si no me dejo
llevar por el arrebato hasta la máxima voluptuosidad, hasta el culmen del éxtasis
imperecedero, prolongado por tanto tiempo como mi resistencia, no la tuya, me
permita disfrutar. No gozar de ti sería el mayor fracaso.
Y tú eres mío porque quisiste serlo.
Porque me amas y adoras, me hiciste tu diosa, me convertiste en la dueña de tu
destino que ahora camina junto al mío, unidos ambos por una cadena dorada,
inmortal, irrompible e incorruptible.
Tengo preparados juegos para ti.
Atado, inmóvil, los ojos vendados, los brazos tensos, las piernas abiertas, tu
desnudez absolutamente expuesta, tu deseo palpitando entre las piernas. Mi
látigo recorrerá cada centímetro de la piel de tu cuerpo, las pinzas
presionarán allí donde más duele, la cera hirviente será derramada sobre tu
pecho y tu sexo, abrasándote el cuerpo y el alma. Tengo dispuestos alfileres
punzantes que atravesarán tu piel en lugares estratégicos, cuerdas que te
suspenderán en posturas sorprendentes y excitantes. Tengo un hierro candente
que, llegado el momento, te marcará como mi posesión perpetua. Y yo me sentaré
sobre tu boca para que, mientras padeces el tormento, me arrastres al placer
exquisito que sólo tú sabes darme; me llenaré de ti mientras oigo tus gemidos,
lamentos que refrenas pero no sofocas porque sabes que me excitan hasta
nublarme la cordura. Te contemplaré sentada desde el diván junto al lecho mientras
dejo que mis dedos me conduzcan a delirios increíbles alentados por tu figura
sometida y castigada.
Y te amo con el amor más profundo
que pueda existir, como tú a mí. Te amo como Helena amaba a Paris, como Cloe
amaba a Dafnis, como Tsibe amaba a Píramo. Y poseerte me hace conquistar Troya,
reinar en Mitilene y rivalizar con Semíramis por el trono de Babilonia.
Ven amor, embriágate de mí, funde la humedad de tus
labios con todos los míos, con el néctar de mi placer que es, simultáneamente,
el tiempo y el espacio fundiéndose y deslizándose en tu boca, la ansiedad
inmanente del goce celestial que invocas con el más poderoso de los hechizos y
sacia nuestra sed de amor. Cuando me fundo en ti lo soy todo.
Hola preciosa!
ResponderEliminarAcabo de llegar a tu blog, me gusta lo que veo y lo que leo, me quedo por aquí y te invito al mío.
❀ Fantasy Violet ❀
Besotes! 💋💋
Hola Violeta. Que comentario tan encantador. Agradezco mucho tu visita. Estoy dando una vuelta por tu blog y ya me tienes como seguidora; más que seguidora, auténtica fan. ¡Qué blog tan bonito, tan trabajado y tan documentado! Un auténtico descubrimiento. Besos para tí.
ResponderEliminarMe encanto. Se puede sentir el calor y la piel en estos relatos.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Fernando. Yo también te sigo y me ha encantado tu forma de escribir y el modo de transmitir sentimientos. Al final, las palabras deben convertirse en sensaciones y tú lo consigues. Besos.
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarYa estoy por aquí. Y me quedo como una seguidora más. Tienes un blog muy especial.
Un beso =)
Encantada de recibirte. Me halaga mucho tu comentario, pienso seguir en la misma línea tanto en el blog como en los libros que publique. Yo también he pasado por el tuyo y me gusta mucho tu selección de novelas y tus reseñas. Un beso.
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